"Todo lo que hacemos está impulsado por Ferrari"
Hubo un tiempo en que los puristas tachaban al Ferrari 400i de sobrino educado de Maranello. Demasiado cómodo. Demasiado maduro. Y, Dios no lo quiera, cuatro asientos. Pero los gustos cambian y, como tantas otras veces, el tiempo ha demostrado ser el mayor ecualizador. Hoy en día, el 400i se ha convertido en una de las "joyas ocultas" más codiciadas de la historia de Ferrari. Junto con sus parientes de sangre (365 GT4 2+2, 400 y 412), forma la serie de modelos más longeva de Ferrari: 17 años de producción ininterrumpida. Eso no se consigue con mediocridad, sino con genialidad.
Bajo ese largo y elegante capó no se esconde ningún compromiso, sino puro ADN Ferrari: un descendiente directo del V12 diseñado por Colombo, el mismo linaje real que impulsó al legendario Daytona. En este caso, con 4,8 litros, 340 CV y una banda sonora que comienza como un cálido gruñido y se convierte en una ópera italiana. El tipo de sonido que hace que los vecinos de tres calles más allá dejen caer su espresso. Sólo 884 de estas obras maestras salieron de fábrica, lo que lo hace tan raro como deseable.
Nuestro ejemplar fue descubierto en una colección en Alemania y es un festín de buen gusto: Beige Doré Metallizzato sobre un interior de cuero bicolor beige/marrón, una combinación que en su momento sólo estaba disponible a través de la lista de opciones. ¿Y esa lista de opciones? Aquí se ha completado con todo lujo de detalles: tapicería de cuero hasta el techo, radio/cassete Blaupunkt original, elevalunas eléctricos, teléfono BOSCH, aire acondicionado y muchas más delicias.
¿El resultado? Un Ferrari elegante como la alta costura, pero con el aliento largo y el latido crudo de un V12. Para entendidos. Para el entusiasta. Para cualquiera que entienda que no se trata de un sobrino educado, sino del tío al que tus padres siempre temieron: elegante, carismático e inolvidable.