El Lamborghini Diablo se presentó en enero de 1990 en el Hotel de París en Montecarlo, y se comercializó como el audaz sucesor del icónico Countach, marcando una nueva era para la marca bajo la propiedad de Chrysler en ese momento. Diseñado por Marcello Gandini, pero perfeccionado por el equipo de diseño de Chrysler para mejorar la aerodinámica y la calidad de fabricación, el Diablo continuó la tradición de Lamborghini de estilo espectacular y rendimiento bruto. En su debut, fue uno de los coches de producción más rápidos del mundo, capaz de superar los 320 km/h gracias a su motor V12 atmosférico de 5,7 litros. El Diablo mantuvo la reputación de Lamborghini de supercoche salvaje y sin concesiones durante la turbulenta década de 1990, llevando a la marca a través de cambios de propiedad (Chrysler, Megatech, Audi AG) y actualizaciones tecnológicas hasta 2001.
A lo largo de su ciclo de producción, el Diablo dio lugar a numerosas variantes. Al Diablo original de tracción trasera pronto se le unió el VT de tracción total en 1993, que añadía más estabilidad y refinamiento. El Diablo SE30 y el SE30 Jota fueron especiales ligeros y enfocados a la pista para el 30 aniversario de Lamborghini. La variante SV enfatizaba la pureza de la tracción trasera con más potencia, mientras que el VT Roadster introdujo el motor descapotable en la gama. Las actualizaciones posteriores incluyeron el Diablo VT 6.0, desarrollado bajo la propiedad de Audi, que presentaba un estilo revisado y un V12 de 6.0 litros más grande. Juntas, estas variantes mantuvieron al Diablo competitivo y deseable hasta que fue sustituido por el Murciélago.
Este coche en particular, acabado en Rosso sobre Champagne, es el número 187 de los 3.000 Diablos construidos entre 1990 y 2001. Se completó el 28 de marzo de 1991 y estuvo listo para ser enviado el 18 de abril de 1991 al concesionario saudí de Lamborghini Al Ajda Automotive. Entregado nuevo a Seikh Saad bin Laden, este coche nunca ha circulado por carreteras abiertas. El coche cambió de manos dos veces desde entonces: una a Japón, donde permaneció un mes en una colección privada, y otra a un destacado coleccionista saudí. Durante todo este tiempo, el coche recibió un mantenimiento comprensivo para que fuera funcional y se moviera por sus propios medios.
Treinta y cinco años después, este Diablo se mantiene en estado totalmente original, mostrando apenas 9 kilómetros en el cuentakilómetros, todavía acompañado de sus plásticos de asiento de fábrica y mostrando su recubrimiento protector de llantas. Acompañado de un manual original y un informe del renombrado historiador de Lamborghini Olivier Namèche, este Diablo puede muy bien estar entre los más originales e intrigantemente inquietantes que jamás hayan salido al mercado.
