Se trata de una relación germano-americana que un novelista no podría haber inventado mejor: Como en el caso del 300 SL Gullwing, un exitoso hombre de negocios desempeñó el papel clave en la creación del 190 SL. Max Hoffmann es considerado el padre conceptual de los dos roadsters de Mercedes.
Hoffmann consiguió convencer al Consejo de Administración de Daimler Benz de que, además del 300 SL, se fabricara un pequeño deportivo menos caro para los clientes americanos. Según Hoffmann, las perspectivas de venta de un roadster de estas características eran excelentes al otro lado del charco. El desarrollo del 190 SL avanzó a una velocidad vertiginosa: en septiembre de 1953 se dio el pistoletazo de salida y en febrero de 1954 se presentó junto con el 300 SL en el Salón Internacional del Automóvil de Nueva York.