Tras la adquisición de Rolls-Royce Motor Cars por BMW a principios de la década de 2000, se hizo evidente que el buque insignia Phantom VII (2003) necesitaba una alternativa asequible para competir con otras berlinas de tamaño completo del segmento de lujo. En 2009, el prototipo 200EX se presentó en el Salón del Automóvil de Ginebra y, a finales de ese año, el nuevo Ghost empezó a aparecer en los concesionarios de Rolls-Royce.
Construido sobre la misma plataforma que el BMW Serie 7 F01, el Ghost sólo compartía un 20% de piezas con sus hermanos alemanes, y se fabricaba -todavía se fabrica- en la planta de Rolls-Royce Goodwood, en el Reino Unido, compartiendo los mismos acabados que la serie Phantom, más cara. Doce cilindros, desplazados a 6,6 litros, propulsaban al Ghost con 563 CV, impulsando a la berlina de 2,5 toneladas hasta los 100 km/h en menos de 5 segundos; la caja de cambios ZF, en el otro extremo, gestionaba toda esta potencia a través de ocho marchas, todo ello con un confort silencioso.
En 2014, el modelo se sometió a un lavado de cara estético con pequeños cambios en la carrocería, el interior y la iluminación. En esta segunda generación, se puso a disposición de los clientes que buscaban un aspecto y una experiencia más deportivos la serie Black Badge de mayores prestaciones, caracterizada por los detalles brillantes chapados en negro y una mayor potencia (603 CV).
Este coche en concreto se vendió nuevo en Japón en 2016 a través de Cornes Rolls-Royce. Acabado en una elegante combinación de dos tonos Silver Sand II sobre cuero crème, ha recibido recientemente un servicio en Rolls-Royce Dubái (mayo de 2024), nuevos neumáticos runflat, y está cosméticamente inmaculado. El coche viene con libros, herramientas, registros, triángulo de advertencia, botiquín de primeros auxilios, y sus dos paraguas puerta icónica.