"La calidad permanecerá mucho tiempo después de que se olvide el precio". - Henry Royce
El 15 de diciembre de 1978, el magnate inmobiliario estadounidense Murray H. Goodman (merece la pena buscarlo) decidió que la palabra "estándar" no tenía cabida en su vocabulario. No encargó un Shadow corriente, sino este Silver Wraith II: la especificación definitiva del "Capitán de la Industria", del que sólo se construyeron 2.136 unidades.
El secreto del Wraith reside en sus diez centímetros extra de distancia entre ejes. Puede parecer modesto, pero en la parte trasera es la diferencia entre simplemente sentarse y residir de verdad. La calidad de construcción en estos años rozaba lo obsesivo. Por ejemplo, la emblemática parrilla: cada lama se doblaba a mano durante el montaje para crear una ilusión visual. Si estuvieran perfectamente rectas, el ojo humano percibiría la parrilla como convexa. Ninguna máquina podía conseguirlo, sólo el ojo de un maestro artesano. Goodman disfrutó de esta perfección hasta que el coche emigró a los Países Bajos en 1992.
Cuando este aristócrata británico llegó a las tierras bajas, aún lucía su capa original Chestnut de los años 70 con un interior Tan. Una encantadora instantánea de su época, pero el primer propietario holandés tenía una visión más atemporal. Tomó la audaz decisión de desguazar el coche hasta dejar la chapa al descubierto, un proceso que daría pesadillas a cualquier contable, pero con el que sueña un verdadero purista. El coche renació en el único color que realmente corresponde a un Rolls de esta talla: British Racing Green. No se escatimó ni un solo euro para hacer de este ejemplar el mejor del país y, treinta años después, esa inversión sigue dando sus frutos.
Bajo el capó se esconde el famoso V8 de 6,75 litros, completamente revisado en 2013. Mientras que algunos clásicos presentan peculiaridades e idiosincrasias, la ingeniería de este Wraith está en perfecta armonía; todo funciona exactamente como los ingenieros de Crewe pretendían. Desde el completo juego de herramientas hasta los manuales originales y la exhaustiva documentación, todo está en orden. Incluso el aire acondicionado -capaz de enfriar como treinta frigoríficos domésticos- funciona como el hielo. Este es uno de esos raros coches en los que te deslizas silenciosamente hacia el sur de Francia, sabiendo que estás conduciendo algo aún más raro que un Ferrari moderno.
"En un coche como este, no sólo llegas. Apareces". - Jeremy Clarkson