Se vendió nuevo en 1959 a un hombre de Sollebrunn que tenía un taller Volvo. Como tal, el coche fue conducido con cuidado y revisado con esmero. Hace unos años falleció el propietario y su esposa ha gestionado y almacenado el coche. Según cuentan, no ha rodado más de algo más de 130 000 km, en los últimos años no más de 100 km y siempre ha estado guardado en un garaje cálido. La documentación es interesante y precisa, apasionante para un historiador del automóvil hojearla