En 1936, MG fabricó su coche más grande y lujoso hasta la fecha: el SA. Una elegante berlina deportiva pensada para el caballero al que le gusta destacar -sólo ligeramente- entre la multitud, sin comprometer las prestaciones ni la apariencia. La mayoría de los ejemplares fueron carrozados por MG. Pero de vez en cuando, se encargaba algo realmente especial. Y eso es lo que vemos aquí...
Este MG SA fue entregado originalmente como chasis rodante y carrozado por el carrocero suizo Reinbolt & Christe, por encargo del Sr. Keller, entonces director de Sportscar AG, el importador suizo de MG. Entre 1936 y 1939, el Sr. Keller encargó a Reinbolt & Christe la fabricación de varias carrocerías únicas sobre diversos chasis MG. Sólo se construyeron nueve sobre el chasis tipo SA. Cada una de ellas era única y estaba moldeada con precisión suiza.
El resultado es un descapotable excepcionalmente elegante, con líneas fluidas, una sutil línea de cintura y una capota de tela graciosamente plegable. La artesanía se percibe en cada detalle, desde el largo capó hasta la aerodinámica zaga. Esto no es un MG tal y como lo conoces, sino una rara interpretación continental de la grandeza británica.
La historia no acaba aquí. Este coche pasó muchos años formando parte de una colección privada perteneciente a un entusiasta de los MG, alguien que no "sólo se dedica" a los clásicos, sino que los restaura con paciencia y devoción. La restauración de este MG SA duró más de diez años. Cada detalle fue devuelto a la vida con el mismo cuidado con el que fue construido originalmente. No se trata de un trabajo cosmético apresurado, sino de un enfoque completo, reviviendo la mecánica, la carrocería y el interior.
Una mejora discreta pero valiosa durante la restauración fue la incorporación de la dirección asistida. Una modificación invisible, pero que mejora significativamente el placer de conducir, especialmente a bajas velocidades o en el tráfico urbano. La auténtica experiencia de conducción permanece intacta, pero ahora se conduce como uno desearía hoy en día.
Bajo el largo capó se esconde el raro motor original de 2,3 litros y seis cilindros en línea, que tiene un tacto sorprendentemente vivo, especialmente para un modelo de antes de la guerra. La caja de cambios manual tiene un tacto mecánico puro, y el coche conduce, cambia de marcha y frena de maravilla. No se trata de una frágil pieza de museo, sino de un tributo rodante a una época en la que los coches aún se modelaban a mano.
La combinación de ingeniería británica, carrocería suiza y esta historia única hacen de este MG SA uno de los ejemplos más especiales del modelo. Un coche con estatura, estilo, carácter y alma.
Para el coleccionista que ya lo tiene todo, o para el entusiasta que prefiere saludar al amanecer en un descapotable de preguerra descapotable, con tranquila elegancia.
No es un coche que se posea. Es un coche del que usted es un mero guardián temporal.