"Míralo así: o es un deportivo caro o un coche de carreras muy razonable".
Un Porsche que agudiza todos los sentidos: el Porsche 930 Turbo. Entre los entusiastas, es famoso como el Widowmaker. ¿Por qué la Viuda? Porque este "neunelfer", además de su excepcional motor bóxer de 3,0 litros, está equipado con un importante turbo. El 911S ya era famoso por su doble personalidad. Podías navegar con comodidad, pero en el momento en que exigías potencia al bóxer, tenías que estar totalmente atento, con la mayor parte del peso descansando sobre el eje trasero.
El nombre Widowmaker ya debería encender los sentidos, aunque el coche no es realmente "peligroso". Al fin y al cabo, el propio Ferdinand Porsche regaló el primer 930 Turbo a su hija, Louise Piech. El reconocimiento del potencial de este ardiente 911 dista mucho de ser modesto. Quizá el linaje del 911 Turbo refleje la vida de un artista típico: comenzó (con el 930) salvaje e indómito, dejando a muchos profundamente impresionados y ocasionalmente desparramados en los setos. Hoy, tras décadas de refinamiento, estructura y equilibrio, están más controlados, son menos excéntricos y la experiencia es algo más "domesticada".
En su momento, el 930 Turbo fue un competidor directo del Lamborghini Countach y el Ferrari 365 GT4 BB. Con un sprint de 0 a 100 km/h en sólo 4,8 segundos, sigue siendo un coche increíblemente rápido incluso hoy en día. Tras el anuncio de su producción, Porsche recibió un aluvión de pedidos y reservas. El plan inicial de producir 500 "primeras ediciones" se duplicó inmediatamente a 1.000. Al final, se entregaron algo menos de 18.000 unidades en todo el mundo, lo que dejó a muchos de los primeros clientes ansiosos por hacerse con uno.
¡Y es precisamente uno de esos 500 ejemplares de "primera edición" el que ahora tenemos en nuestra sala de exposición! Entregado originalmente en Alemania y residente en los Países Bajos desde 1991, sus folletos de mantenimiento sellados confirman el kilometraje original. Entre sus características especiales destacan las franjas turbo en la parte trasera, los logotipos de Porsche con letras doradas en las puertas y las raras llantas pintadas en dorado, que capturan a la perfección el espíritu retro y audaz de los ingenieros de Porsche en los años 70.
Hay mucho más que contar, por lo que invitamos a los coleccionistas serios a que nos envíen una consulta sobre esta extraordinaria pieza de la historia del automóvil.