Durante el siglo pasado, Japón conquistó los mercados británico y estadounidense con coches familiares pequeños y duraderos, pero entre ellos se mezclaba el Toyota Celica, que recordaba a los deportivos estadounidenses.
En 1969, Toyota dejó de fabricar el Sports 800, que había competido en la categoría de coches deportivos en todo el mundo. Incluso antes de eso, ya se estaba pensando en cómo sería el nuevo modelo en el mismo segmento. Dado que Estados Unidos era uno de los mayores mercados de exportación de Japón, y también de Toyota, se decidió buscar ideas de diseño en los norteamericanos. El primer Toyota Celica se presentó en 1970 en el Salón del Automóvil de Tokio.
Los japoneses no malgastaron palabras en largas descripciones y se limitaron a afirmar que este coche está diseñado para disfrutar de la conducción, ya que se dedicó mucha atención a la maniobrabilidad y el estilo. Era la respuesta japonesa a los modelos que se estaban haciendo tan populares en EE.UU. en aquella época, como el Ford Mustang y el Chevrolet Camaro. Algunos expertos incluso acusaron un poco a Toyota de copiar líneas de diseño.
El Celica más caro era el modelo con acabado GT. En Japón y Europa, este modelo tenía un motor de gasolina de 1,6 litros que rendía 113 CV transmitidos a las ruedas traseras por una caja de cambios de 5 velocidades. Sin embargo, los compradores tenían una gran libertad a la hora de configurar sus Celica. Los fabricantes les ofrecían la posibilidad de elegir entre tres motores y tres cajas de cambios. Una de ellas era automática de cuatro velocidades. Además del GT, había otros tres niveles de acabado -ET, LT y ST- en función de las características incluidas en el paquete. Era posible hacer tu Celica más deportivo o más apropiado para tus desplazamientos diarios. A pesar de la miríada de opciones, el nuevo modelo de Toyota tomó todas las curvas a la perfección.
Esto permitió que el Celica tuviera también una carrera deportiva. En 1972, el modelo debutó en el Campeonato Mundial de Rallyes y obtuvo el noveno puesto. En intentos posteriores, el Celica llegó a ganar el primer puesto en este rally. El modelo de primera generación también se adaptó al DRM, una serie alemana de carreras de turismos. Y aunque el Celica de primera generación no impresionó al mundo del automóvil con podios, sí conquistó a los compradores: muchos pilotos de carreras aficionados optaron precisamente por los Celica. Hoy es un coche que se ha convertido en un clásico. En sus siete años de producción, aproximadamente un millón de modelos de la primera generación salieron de las cintas transportadoras de las plantas de Toyota, por lo que hoy en día no es difícil encontrar un coche de aspecto decente, mientras que un GT puede costar unos 10.0000 euros.
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