¿Cómo te imaginas el desarrollo de un coche moderno hoy en día? Probablemente pienses que los ingenieros pasan la mayor parte del tiempo encorvados frente a un ordenador, diseñando cada detalle del futuro modelo.

Un Coche Poco Convencional

Tendrás razón hasta cierto punto, pero el proceso de fabricación de coches hace unas décadas era completamente diferente. Especialmente en los años veinte o treinta, cuando las líneas de los coches estaban dictadas por frutos de la imaginación más que por cálculos matemáticos precisos y meticulosos. Mientras tanto, éste -el Horch 930 S- pertenece a una nueva era del automóvil. Por varias razones, siendo una de ellas las pruebas en el túnel de viento a las que se sometió el Horch 930 S.

Horch 930 S
Horch 930 S
Wikimedia Commons
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También cabe destacar que el coche se fabricó con la máxima precisión, y las piezas utilizadas en el coche eran sólo de la mejor calidad. Por ejemplo, los cigüeñales se pulían a la milésima de milímetro. Para reducir el coste de producción del coche, Horch abandonó el almacenamiento que se estaba comiendo los beneficios de la empresa. Según el plan inicial, los coches nuevos sólo debían fabricarse por encargo, planificando de antemano la capacidad de producción. De este modo, la cadena de montaje de Horch funcionaría sin pausas deficitarias.

El Horch 930 S también era único debido a un accesorio que estaba oculto en el guardabarros derecho. Si te acercabas al coche y abrías la abertura especial, verías... un grifo y -si se podía llamar así- un lavabo extremadamente compacto. Este inusual accesorio se instaló en el coche para que el conductor pudiera lavarse las manos después de cambiar una rueda pinchada o hacer cualquier otra cosa en el coche. La empresa también había instalado un accesorio similar en el Horch 10/35 HP, fabricado en 1923 para la familia real sueca.

Horch 930 S
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Una Víctima de la Segunda Guerra Mundial

Febrero de 1939. El esperado Salón del Automóvil de Berlín abrió sus puertas en Alemania, donde este Horch 930 S captó la atención de todos. Una elegante berlina de alta gama que, aparentemente, no apareció en el momento más oportuno: en vísperas de la Segunda Guerra Mundial.

Sólo seis meses después, Horch tuvo que suspender todas las actividades de fabricación de automóviles. Y por si fuera poco, la derrota de Alemania afectó gravemente a los antiguos gestores de la marca Horch, ya que cuando la parte oriental de Alemania se convirtió en un Estado satélite de la Unión Soviética, la fábrica de Horch y su inventario se fueron con ella.

Horch 930 S
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Antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, los especialistas de Horch sólo habían fabricado dos 930 S en total. Uno de ellos se exhibió en el Salón de Berlín, y el otro perteneció al icono del automovilismo Tazio Nuvolari.

Lo más triste es que ambos coches desaparecieron sin dejar rastro. A día de hoy, nadie sabe dónde ni cuándo desaparecieron. Sin embargo, cuando los soviéticos se hicieron con el inventario que había en las fábricas, los ingenieros rusos utilizaron los planos robados para ensamblar varios coches Horch 930 S entre 1947 y 1948. Dos de ellos fueron a parar a manos de altos burócratas, mientras que el destino de los demás plantea muchos interrogantes, incluso hoy en día.

Horch 930 S
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Sólo dos Horch 930 S han sobrevivido hasta nuestros días: uno está de nuevo en manos de Audi, mientras que el otro pertenece al Museo August Horch de Zwickau, Alemania.

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