Independientemente de la marca o el modelo que más te guste, detrás de cada coche hay un enorme equipo de profesionales, y todos ellos contribuyeron de una u otra forma a un proyecto o idea concreta.
Por regla general, todos los logros van a parar a los jefes de los departamentos específicos responsables del resultado final. Sin embargo, esta vez queremos presentaros a Gunhild Liljequist, que ha estado muy a menudo al margen. Esta mujer fue una de las especialistas que introdujo elementos de diseño más sutiles, poco vistos pero geniales, en los coches de Volkswagen.
De... A...
Las mujeres en la industria del automóvil no sorprenden hoy en día. Al fin y al cabo, es lo habitual, ¿no? Desgraciadamente, no podíamos decir lo mismo en los años sesenta, cuando las mujeres no tenían tanta libertad de expresión como ahora.
Nacida en Alemania, Gunhild Liljequist fue la primera mujer que empezó a trabajar en el departamento de tintado de carrocerías y tejidos en 1964. Más tarde, durante 27 años, fue responsable de los tonos de carrocería, el diseño interior y una gran variedad de accesorios y modelos de edición limitada. Algunos fueron más conocidos, otros menos. Aun así, si hubiera que valorar los logros más significativos de esta mujer, nos conformaríamos con la primera generación Golf GTI, que fue la más influenciada por esta diseñadora.
Al abrir las puertas del primer Golf GTI, dos son los detalles que más llaman la atención: los asientos a cuadros y... la parte superior de la palanca de cambios. ¿Por qué? Porque en este coche en concreto se asemejaba a una pelota de golf. Fue un detalle genial y con estilo que tenemos que agradecer a Gunhild Liljequist.
En busca de sombras
Los coches de las décadas de 1970 y 1980 solían pintarse de unos pocos colores diferentes, pero todos ellos eran verdes, marrones o rojos. Gunhild Liljequist aprovechó las tendencias de la época y enriqueció la ya de por sí glamurosa gama de colores de Volkswagen con tonos inéditos. Pronto, el Azul Medianoche o el Verde Manglar aparecieron en la gama de colores de Volkswagen. Y, por supuesto, no hay que olvidar el Burdeos metalizado.
A veces, Gunhild Liljequist era capaz de mezclar hasta 50 o incluso 60 colores diferentes sólo para crear un nuevo tono. Sin embargo, los continuos experimentos han permitido demostrar que la industria automovilística puede retirarse de los pigmentos más antiguos, planos y saturados, y sustituirlos por análogos más suaves y ricos.
Un descapotable único
El Volkswagen Golf Cabriolet, que lleva la inscripción Etienne Aigner, fue tal vez el proyecto más importante del diseñador.
El personal del departamento de marketing sugirió diseñar un coche que fuera un elegante descapotable de gama alta con una pizca de deportividad. Así es como Gunhild Liljequist describió la razón de ser del Golf Cabriolet.
Obviamente, el nuevo modelo tenía que complacer a aquellos que tenían un gusto distintivo. Eso significa que tenía que ser divertido, exclusivo y, por supuesto, caro.
El Etienne Aigner fue un modelo de edición limitada a tan solo 3.000 unidades, lo que lo convierte en una de las versiones más raras del Golf Cabriolet.
En comparación con el Golf Cabriolet estándar, esta versión contaba con más equipamiento de confort y un motor de gasolina de 1,8 litros y cuatro cilindros. Etienne Aigner también dispuso llantas de aleación especialmente diseñadas para este modelo, con materiales de acabado de mayor calidad. Se trataba de una versión lujosa del Golf Cabriolet y probablemente la única en la historia de los Golf descapotables.
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