La mayoría de los fabricantes de automóviles dicen que si la idea original muere antes de intentar llevarla a cabo, es mejor tirarla a la basura. Parece que esto es lo que deberían haber hecho los creadores del Vector M12 desde el principio.
Piénsalo. Todo soñador querría abrir una empresa de supercoches que fabricara creaciones capaces de competir con los titanes: Ferrari, Maserati, Porsche o Lamborghini. Pero, ¿cómo se consigue sin experiencia en el sector ni la ayuda de socios?
Vector es una empresa desaparecida que alcanzó su apogeo incluso antes de la caída del muro de Berlín. En realidad, el primer prototipo de la empresa se presentó en 1972, en un soleado salón del automóvil de Los Ángeles. Un año más tarde, el coche apareció en la portada de la prestigiosa revista Motor Trend. Todo el mundo quedó impresionado por las ideas futuristas y el deseo de los ejecutivos de superar a los líderes del sector. Por supuesto, en aquella época, el precio del coche también era sorprendentemente alto: 10 000 dólares estadounidenses. A modo de comparación, por 12 000 dólares estadounidenses se podía comprar un Rolls-Royce Silver Shadow, considerado un vehículo de la aristocracia. Impresionante, ¿verdad?
Tras un debut memorable, el nombre de Vector volvió a aparecer en los titulares de los medios de comunicación solo unos años después, en 1976. Entonces, los representantes de la empresa presentaron un prototipo funcional que debía pasar a la producción en serie. Por desgracia, los planes de Vector se derrumbaron como un castillo de naipes.
En 1977 quedó claro que Lee Brown, el gurú del diseño automovilístico cuyas ideas habían despertado más interés, abandonaba Vector. Tras esta desagradable ruptura, Vector (o Vehicle Design Force, para ser exactos) pasó a llamarse Vector Automotive.
Una nueva era
En 1978, Vector volvió a ser el centro de atención tras presentar el prototipo Vector W2. Las formas futuristas se mantuvieron, pero en esta ocasión el W2 incorporaba un motor americano de 5,7 litros y ocho cilindros con 600 CV y 800 Nm de par. Los representantes de la empresa aseguraban que el coche podía alcanzar una velocidad máxima de 389 km/h. ¿Increíble? Sin duda. Sin embargo, estas afirmaciones parecían inventadas, ya que el vehículo presentado en el salón del automóvil ni siquiera podía moverse sin la ayuda de los empleados de Vector.
Muchos dudaron de la legitimidad de las creaciones de Vector incluso después de que la empresa presentara un modelo totalmente funcional en 1979. Todos los medios lo probaron. Incluso el equipo de Top Gear tuvo la oportunidad de probarlo, aunque se les advirtió que no intentaran alcanzar la velocidad máxima del W2, que en teoría era de 370 km/h.
A principios de los años 80, Gerald Wiegert intentó por todos los medios encontrar personas con ideas afines. Buscó a aquellos dispuestos a invertir su dinero y su tiempo en un fabricante muy ambicioso. Hubo más de uno o dos candidatos potenciales. Irónicamente, todos ellos decidieron dar la espalda a Vector Automotive. Sin embargo, un día, una luz al final del túnel comenzó a brillar. Gerald Wiegert demandó a la famosa marca de neumáticos Goodyear por utilizar el nombre Vector en uno de sus productos. Y funcionó: Gerald consiguió unos cuantos millones en su cuenta bancaria, aunque no fueron suficientes para iniciar al menos una producción en serie parcial.
Varios problemas habían llegado a su fin a finales de los años 80, cuando Gerad Wiegert consiguió atraer una inversión de 14 millones de dólares. Como resultado, la empresa creció hasta contar con 150 especialistas y una gran fábrica en el sur de Los Ángeles. Y finalmente, a finales de los años 90, Vector presentó su primer modelo listo para la producción en serie: el W8.
Bajo su llamativo aspecto, se escondía una potencia de alto calibre. El coche tenía un motor de 6 litros y ocho cilindros que, francamente, no difería mucho de los utilizados en las carreras de aceleración. Si lo mirábamos más de cerca, podíamos ver pistones forjados, un cigüeñal nuevo, bielas de acero inoxidable e insertos hechos a medida. Equipado con un par de turbinas Garrett, el motor podía alcanzar los 625 CV.
Su impresionante aspecto y su increíble dinámica fascinaron incluso a las estrellas más famosas de Hollywood. Además, se hacían colas para comprar el emocionante Vector W8, incluso el príncipe de Arabia Saudí y magnates de los medios de comunicación. Sin embargo, si tuviéramos que nombrar al comprador más famoso del Vector W8, sería Andre Agassi, la estrella del tenis. Fue una de esas personas que firmó un cheque por 400 000 dólares estadounidenses sin siquiera probar el coche. Sin embargo, cuando tuvo la oportunidad de conducirlo por las calles de Los Ángeles, volvió al taller de Vector y exigió que le devolvieran el dinero.
La sangrienta puesta de sol
A principios de la década de 2010, Vector Automotive llamó la atención de los acaudalados inversores de Megatech, la empresa especializada en el sector de las tecnologías de la información. Se trata de la misma empresa que acogió bajo su ala a Lamborghini, que también luchaba desesperadamente por convertirse en un actor importante en la industria automovilística. En un intento por corregir los errores de Gerald en la gestión de la empresa (aunque él afirma que Megatech intentó tomar el control de toda la operación), Megatech contrató a Peter Stevens. Se le encargó la creación de una versión más avanzada, asequible y un poco más pesada de un superdeportivo.
Bajo las elegantes líneas de la carrocería se escondía un motor en forma de V de doce cilindros creado por los especialistas de Lamborghini. Era un motor de 5,7 litros, 500 CV y 576 Nm de par. Era suficiente para alcanzar los 100 km/h en unos 5 segundos, con una velocidad máxima de 304 km/h. En teoría.
Según el plan inicial, debía haber al menos 100 unidades de este modelo en varios países. Sin embargo, al igual que antes, este ambicioso plan se quemó como un trozo de papel. Vector solo consiguió fabricar 14 modelos. Finalmente, en 1999, la empresa volvió a manos de Gerald Wiegert, y ese fue el momento de cerrar Vector Automotive definitivamente. --- ¡Encuentre el coche de sus sueños entre nuestras categorías de coches!