Los fabricantes desarrollan dos tipos de vehículos: coches de producción y coches de concepto. Mientras que el objetivo de un coche de producción es ganarse el corazón de los clientes y el factor clave que dicta el éxito del modelo es esa última línea de la hoja de cálculo que muestra la cantidad de beneficios (o pérdidas), con los coches de concepto es un poco diferente. Aquí es donde entra en juego la imaginación de los ingenieros y diseñadores del fabricante, y a veces se hacen realidad ideas completamente extravagantes.
Uno de los fabricantes de automóviles más locos es Renault. Si la francesa se atrevió a fabricar un utilitario normal con tracción trasera, meterle un motor V6 en el maletero y ponerlo a producir en serie, sólo se puede imaginar qué conceptos pueden crear sus ingenieros. En 1994, uno de esos conceptos se hizo realidad: el Renault Espace F1.
Aún hoy, el Espace es conocido como pionero en el segmento de los monovolúmenes. Con siete plazas, el modelo cambió el concepto de los viajes en familia y la definición de un vehículo práctico. Sin embargo, para celebrar el décimo aniversario del Espace, los franceses crearon una versión diferente con sólo cuatro plazas. Y, aprovechando su experiencia en la Fórmula 1 y la tecnología allí empleada, crearon un modelo exclusivo: el Espace F1.
Por fuera, el vehículo parecía un Espace normal, pero por dentro no tenía prácticamente nada en común con el monovolumen. El vehículo utilizaba una plataforma única que surgió de combinar una carrocería tradicional de la serie J63 del Espace reforzada con fibra de carbono con un chasis ligero de estilo F1 también fabricado en fibra de carbono.
El motor era el Renault RS5 V10 de 800 CV y 3,5 litros que se utilizó en el Williams-Renault FW15C de 1993. Por cierto, este motor tenía una potencia estándar de 700 CV, pero se mejoró específicamente para el modelo Espace F1.
La combinación permitía al "monovolumen" acelerar de 0 a 100 km/h en 2,8 segundos y de 0 a 200 km/h en 6,9 segundos. El vehículo alcanzaba una velocidad máxima de 312 km/h. Son cifras impresionantes para cualquier coche de hoy en día, pero eso no es todo. Los frenos cerámicos de carbono que equipaba el Espace F1 permitieron al vehículo realizar la prueba de 0-270-0 km/h en menos de 600 metros.
La versión Espace F1 llegó incluso al mundo de los videojuegos: apareció en el legendario simulador Gran Turismo 2. El monovolumen con corazón de Fórmula reside actualmente en el Museo Matra de Francia, donde cualquier interesado puede acercarse a verlo.
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